Seguidores

domingo, 29 de noviembre de 2015

Canción para nadie

Aún no te conozco y ya te he perdido,
me valdrá cualquiera,
siempre pasa lo mismo.



lunes, 9 de noviembre de 2015

Cuando sepas de mí. Risto Mejide

“Cuando sepas de mí, tú disimula. No les cuentes que me conociste, ni que estuvimos juntos, no les expliques lo que yo fui para ti, ni lo que habríamos sido de no ser por los dos. Primero, porque jamás te creerían. Pensarán que exageras, que se te fue la mano con la medicación, que nada ni nadie pudo haber sido tan verdad ni tan cierto. Te tomarán por loca, se reirán de tu pena y te empujarán a seguir, que es la forma que tienen los demás de hacernos olvidar.
Cuando sepas de mí, tú calla y sonríe, jamás preguntes qué tal. Si me fue mal, ya se ocuparán de que te llegue. Y con todo lujo de detalles. Ya verás. Poco a poco, irán naufragando restos de mi historia contra la orilla de tu nueva vida, pedazos de recuerdos varados en la única playa del mundo sobre la que ya nunca más saldrá el sol. Y si me fue bien, tampoco tardarás mucho en enterarte, no te preocupes. Intentarán ensombrecer tu alegría echando mis supuestos éxitos como alcohol para tus heridas, y no dudarán en arrojártelo a quemarropa. Pero de nuevo te vendrá todo como a destiempo, inconexo y mal.
Qué sabrán ellos de tu alegría. Yo, que la he tenido entre mis manos y que la pude tutear como quien tutea a la felicidad, quizás. Pero ellos… nah.
A lo que iba.
Nadie puede imaginar lo que sentirás cuando sepas de mí. Nadie puede ni debe, hazme caso. Sentirás el dolor de esa ecuación que creímos resuelta, por ser incapaz de despejarla hasta el final. Sentirás el incordio de esa pregunta que jamás supo cerrar su signo de interrogación. Sentirás un qué hubiera pasado si. Y sobre todo, sentirás que algo entre nosotros continuó creciendo incluso cuando nos separamos. Un algo tan grande como el vacío que dejamos al volver a ser dos. Un algo tan pequeño como el espacio que un sí le acaba siempre cediendo a un no.
Pero tú aguanta. Resiste. Hazte el favor. Háznoslo a los dos. Que no se te note. Que nadie descubra esos ojos tuyos subrayados con agua y sal.
Eso sí, cuando sepas de mí, intenta no dar portazo a mis recuerdos. Piensa que llevarán días, meses o puede que incluso años vagando y mendigando por ahí, abrazándose a cualquier excusa para poder pronunciarse, a la espera de que alguien los acogiese, los escuchase y les diese calor. Son aquellos recuerdos que fabricamos juntos, con las mismas manos con las que construimos un futuro que jamás fue, son esas anécdotas estúpidas que sólo nos hacen gracia a ti y a mí, escritas en un idioma que ya nadie practica, otra lengua muerta a manos de un paladar exquisito.
Dales cobijo. Préstales algo, cualquier cosa, aunque sólo sea tu atención.
Porque si algún día sabes de mí, eso significará muchas cosas. La primera, que por mucho que lo intenté, no me pude ir tan lejos de ti como yo quería. La segunda, que por mucho que lo deseaste, tú tampoco pudiste quedarte tan cerca de donde alguna vez fuimos feliz. Sí, feliz. La tercera, que tu mundo y el mío siguen con pronóstico estable dentro de la gravedad. Y la cuarta, -por hacer la lista finita-, que cualquier resta es en realidad una suma disfrazada de cero, una vuelta a cualquier sitio menos al lugar del que se partió.
Nada de todo esto debería turbar ni alterar tu existencia el día que sepas de mí. Nada de todo esto debería dejarte mal. Piensa que tú y yo pudimos con todo. Piensa que todo se pudo y todo se tuvo, hasta el final.
A partir de ahora, tú tranquila, que yo estaré bien. Me conformo con que algún día sepas de mí, me conformo con que alguien vuelva a morderte de alegría, me basta con saber que algún día mi nombre volverá a rozar tus oídos y a entornar tus labios. Esos que ahora abres ante cualquiera que cuente cosas sobre mí.
Por eso, cuando sepas de mí, no seas tonta y disimula.
Haz ver que me olvidas.
Y me acabarás olvidando.
De verdad.”

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Haz que no parezca amor.
Que es lo que se lleva ahora.
Duelen tantas tripas en nombre de la libertad.
Tú dices libre y yo digo cobarde.
Cobarde todo aquel que no es capaz de comprometerse con el instante.
Cobarde todo aquel que no esté presente cuando el otro está desnudo y vulnerable.
Cobarde todo aquel que puso un límite desde el principio.
Yo es que no quiero nada serio.
Como si no fuera lo suficientemente serio estar dentro físicamente de otro ser humano.
Yo es que no creo en las etiquetas.
Como si ponerle nombre a las cosas fuera algo malo.
Yo es que busco pasar el rato.
Como si la vida fuera para siempre.
Hay algo tan neurótico en nuestra manera actual de relacionarnos.
Tan irrespetuoso con la vida.
Tan impaciente.
Y queremos más: más picante, más gorda, más grandes, más altos, más guapas, más fuertes, más delgadas.
Nos aburrimos porque no nos soportamos a nosotros mismos.
Porque no queremos que nadie nos conozca.
Porque es más sencillo empezar de nuevo cada dos años vendiendo nuestra mejor cara.
Porque es mucho más sencillo follar que limpiar lo follado.
Porque tenemos miedo a que en el fondo seamos un auténtico fraude.
A que cuando el otro arañe un poco vea que no hay nada.
Nada serio.
Y aquí seguimos rascando, cambiando cromos repetidos, poniéndonos ropa interior cara para que otros se limpien los pies al entrar.
Haciendo del amor una servidumbre de paso.
¿No sientes a veces que tú vales más que todo eso que haces?
Que tú eres un jodido milagro.
Con tus ojos que todavía pueden ver.
Con tu pies moviéndose para llevarte al lugar que quieras.
Con tu boca capaz de dar las gracias.
Con tu piel ocupando una plaza en el mundo.
¿No sientes a veces que tú te mereces más que lo poco que te hacen?
Dos besos mal pegados.
Tres minutos entre las piernas.
Cinco embestidas.
Y un WhatsApp: No me agobies.
Lo más triste es que esta sociedad nuestra ha conseguido invertir los papeles.
Ahora si dices que sientes algo, estás loco.
Es muy pronto.
Muy arriesgado.
Poco inteligente.
Dime tú, cómo lo haces para no sentir algo cuando lo haces.
¿Cómo se finge la vida?
Cómo se hace para que nunca parezca amor.
Y que simplemente parezca un accidente.

miércoles, 17 de junio de 2015

Enric Porta

Primero de todo, conoce a esa chica que ya se conoce a ella misma, esa que sabe lo que tiene, lo que quiere y lo que puede, esa chica que no necesita a nada ni a nadie para ser feliz, esa que entiende la palabra libertad como forma de vida, que demuestra que ha roto con todos los esterotipos de la sociedad y que lleva tatuado “carpe diem” en el brazo derecho.
Conoce a esa chica aparentemente normal pero tremendamente interesante, de esas que en su diccionario no están escritas las palabras casarse ni relación, que habla en primera persona y no conjuga los verbos en plural.
Después queda con ella, que te explique que cuenta su pasado, vive el presente y no mira al futuro, que suma los días por experiencias y disfruta las horas entregándose en todo lo que hace. No es necesario quedar en los mejores sitios ni impresionarla con excentricidades. Llévala a un lugar auténtico, es más importante el quién y el cómo que el dónde y el cuánto.
Entiéndela, entiende su manera de ver la vida, entiende que las cosas, si uno las hace con pasión y entrega, acaban saliendo bien, que puede ser libre y no hacer daño a nadie. Entiende a esa chica que puede pasarse una tarde entera contigo y desaparecer los tres días siguientes sin ninguna explicación. Entiende que ella es así, segura de si misma y que no necesita un hombre a su lado para demostrar su amor, el único que ha mantenido es con la vida.
Aprende que no te necesita, pero que te presta su tiempo, que dos suman más que uno. Conoce sus imperfecciones, ella te las dirá porque las quiere mejorar. Conoce a esa chica, olvida sus defectos y reconoce que tiene tantas virtudes que no sabrías por donde empezar a describirla.
Enamórate de ella, déjate llevar. Háblale cuando menos lo merezca y llámala cuando la necesites. Enamórate aún sabiendo que ella brilla por la noche, que no es amiga de los desayunos en la cama ni de las flores para pedir perdón. Enamórate de ella y todo lo que le rodea, de sus aficiones, series, películas y sobre todo, como los libros se leen para uno mismo, conócela a fondo pidiéndole que te preste sus tres favoritos.
Vuela con ella, a sabiendas que esas alas nunca serán tuyas, cógela fuerte porque desde esas alturas vivirás la vida con otros ojos, desde otra perspectiva y mucho más seguro. Disfruta cada uno de los momentos que tiene contigo, porque ella hace lo mismo. Vuela con ella, porque cuando no esté delante, quizás no te llamará tres veces al día ya que no es amiga de las palabaras pomposas y vacías de sentido. Simplemente, ama lo que quiere y quiere lo que ama.
Y por fin, sal con esa chica que no te necesita, pero sin embargo, está contigo. Sal con ella y demuéstrale al mundo que dos se pueden querer sin tener que mostrarlo en las redes sociales, que el amor puede ser sencillo si es maduro, sincero y plancentero. Sal con esa chica que te escucha cuando hablas, que sus preguntas te crean más preguntas, que te valora por cómo eres y no por lo que eres, que en definitiva aprende también de ti.
Sal con esa chica que te respeta, que no se calla lo que piensa y que no hace las cosas por quedar bien. Sal con esa chica que es capaz de decirte que no le gusta esa música que escuchas y que no te acompañará a ese concierto que tanto te apetece.
Sigue a esa chica que no te hará perder el tiempo, que no busca problemas donde no los hay y que mira la vida con positividad. Cógela de la mano y mírala a los ojos, busca pareja de baile en esta pista que llamamos vida. Baila con ella todo lo que puedas, lo que el cuerpo te pida y lo que tus brazos y piernas aguanten. Canta con ella, la música y la letra la ponéis vosotros, como las risas y las eternas sonrisas.
Vívela, porque esta vez sí, es de las que valen la pena, de las que quieres para siempre y no podrás olvidar nunca. Esa de esas chicas que te hacen mejor a ti y tú le haces mejor a ella. Ella es esa chica que te admira por tu valentía en lo que ella tiene miedo y que te sorprende por atreverse más que tú en tantas otras cosas.
Mejórate a ti mismo, porque si tu 100 ella 200, porque cuando tu has ido ella ya ha vuelto, porque si tú sí ella no y, sobre todo, porque en ella descubres algo nuevo y mejor cada día. Agradece estar con esa chica que no te necesita pero te quiere, que no te hace sentir culpable ni pide perdón por cualquier cosa y que no juega psicológicamente con tu corazón.
Descúbrete, es ella, es esa chica que un día, y todos los siguientes, quieres formar parte de su vida, que tiene una llama interior encendida con fuego del Olimpo. Ella es esa chica que ama su trabajo, sus aficiones y, aunque parezca increíble, de entre todas las cosas, te ama a ti.
Y finalmente, quédate con ella, juntos sois imparables, porque el amor, vivido de esta manera, no se acaba nunca.

sábado, 13 de junio de 2015

''No es que no haya encontrado a un hombre que me ame, es que no he sido capaz de encontrar a quién amar''

Todavía no he encontrado a nadie que me fascine.
A lo largo de los años he tenido muchas relaciones. Aunque no puedo negar que sí estuve enamorada de uno de ellos, la norma general es que todavía no he encontrado a nadie que me fascine. Alguien que logre cautivarme.
Me da demasiada risa que cada hombre con el que salgo se piense que todas las mujeres nos enamoramos en dos días.
Algunos de ellos creen que cuando digo que no he encontrado nunca a nadie que me alucine, lo digo por hacerme la dura. Pero no es así. Así que hombres, esto es para ustedes:

No me preocupa enamorarte, me preocupa que tú no logres enamorarme a mí

No sólo me conozco a mi misma, también me amo a mi misma. Estoy en un punto en mi vida en el que ya no dudo de cada cosa que hago o pienso. Me he dado el tiempo para descubrir quién soy y en qué creo… sólo me falta encontrar a un hombre con el mismo tipo de actitud. Necesito alguien que esté seguro de sí mismo y de lo que quiere en la vida. Y que vaya a buscarlo. Un hombre que sepa lo que vale sin ser un idiota engreído.
Un hombre al que no le importe estar con una mujer que tiene más carácter que él.

No me preocupan mis ideas, me preocupan las tuyas

Sé quién soy y qué es lo que quiero. Tú, sin embargo, no estoy tan segura. Sé cuáles son mis valores y las cosas en las que creo. Tengo opiniones apasionadas y visiones que no cambiarán.
No busco a alguien que piense igual que yo, quiero a alguien que tenga visiones de vida que yo pueda respetar y de las cuales pueda aprender.
No quiero un hombre que no sea capaz de conversar conmigo de todo. Quiero un hombre que me desafíe y que me apasione tal y como es.

No me preocupa mi pasado, me preocupa el tuyo

Tengo mis cosas bajo control. Traigo cosas conmigo del pasado, como todos los demás, pero puedo llevar mis cosas sin problema. Aunque no puedo negarte que hubo un tiempo en el que mi pasado pesaba, ahorasoy lo suficientemente fuerte como para llevarlo conmigo sin que me afecte.
No me niego a aceptar que mi pasado está ahí. Necesito un hombre que no esté lleno de cosas que no puede admitir. Que las asuma y sepa qué aprendió de sus errores.

No me preocupa estar sola, me preocupa estar con la persona equivocada

Puedo estar sola. De hecho, me gusta. No comenzaré una relación sólo porque sí, como esas personas que como no saben lo que quieren se quedan con lo que ven. Decidí que no estaría con nadie más hasta encontrar a alguien que realmente lograse fascinarme. No me comprometeré con un hombre sólo porque es mejor eso que nada. Necesito saber que mi relación será casi tan buena como la que tengo conmigo misma.
Y eso es muy difícil de encontrar.